El nuevo reto es la involucración de los menores en el diseño de las propuestas metodológicas en la labor pedagógica de los docentes.
Esta nuevo paradigma donde los menores puedan dar opiniones sobre cómo quieren aprender los contenidos curriculares ayudaría a mejorar su implicación y mejorar la participación e integración de los contenidos porque serían ellos mismos quienes eligen en cierto grado la manera en que quieren aprender esos contenidos.
Nosotros como docentes y con capacidad técnica para ello podemos y debemos escuchar a los menores para, en primer lugar, evaluar de primera mano nuestra labor docente y en segundo lugar mejorar y adaptar nuestros contenidos curriculares a los menores a los que debemos enseñar.
Esta sería en definitiva la escuela del futuro donde el centro educativo sea más horizontal y donde todos los agentes sean igual de importantes y determinantes para generar un espacio de reflexión, análisis y diagnóstico para mejorar todos aquellos aspectos pedagógicos y metodológicos necesarios, donde los y las alumnas sean el centro de nuestra labor de diseño e implementación de nuevas formas de enseñar.