Lo masculino abriendo la puerta a otras formas de ser y estar en sociedad

El ser humano que crece en un contexto dado, donde su rol esta totalmente condicionado e incluso alentado por la sociedad.

Donde ciertas formas de hacer están tan instauradas en la conciencia del individuo que ni se plantea hacerlas de otra manera.

Ese ser que se le define y se define a sí mismo como hombre, queda subyugado a su entorno y al ideario que de éste emana. Queda atrapado en esa red llamada patriarcado que lo acogota, lo constriñe y le da privilegios que lo terminan asfixiando desde dentro. Se nutre de la violencia y el enfrentamiento innato en esa forma de ver y estar en el mundo.


Ese ser que se le denomina masculino debe replantearse su identidad más allá del rasgo definitorio y a veces definitivo de vivir en cuerpo de hombre y lo que eso significa para nosotros mismos y para la sociedad.

Debemos dar un paso al frente y honrar el empujón que nuestras compañeras no han casi obligado a dar en favor de la vida, el amor, la ternura, la compasión y todas esas formas de sentir que ellas llevan haciendo siglos por ambos y que nos ha sido negado o nosotros mismos nos hemos negado.

No nos vale ya ningún tipo de excusa. Nos va la vida en ello.

Está en juego nuestro propia transformación y evolución como seres completos y desarrollados en todas sus dimensiones. De lo contrario caeremos en la frustración y la ira por nostalgia del supuesto paraíso perdido que nunca fue y que tan bien nos vendieron y que provoca violencia en nuestro entorno y sobre todo hacia nosotros mismos.

No daré un paso atrás en el camino del autodescubrimiento y desarrollo, junto con mis hermanos y hermanas, hacia un futuro más empático y equitativo con las y los otros, donde todos los seres se sientan como una misma comunidad llena de diversidad y amor.

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